Dios escucha nuestras oraciones y responde con poder |
Título: La
oración eficaz del justo puede mucho
Base Escritural:
Hechos 27:1-12
Introducción:
¿Por qué razón
parece que pese a las circunstancias difíciles nada parece ocurrir a nuestro
alrededor? Por una razón sencilla: esperamos que ocurran hechos sorprendentes,
como por la magia.
Dejamos de lado una necesidad apremiante en todo ser creado
por Dios, y es comunicarse con Él a través de la oración. Cuando
hablamos con Él, cuando le escuchamos, las cosas pueden ser diferentes. La
oración toca el corazón de nuestro Padre celestial y puede cambiar todo
alrededor.
I.- Nuestra vida debe someterse a Dios en oración.
2.- Si lo buscamos en oración, Dios nos
revela sus planes
a.- Guiados por Dios les recomendó detenerse a
invernar (versículo 9)
b.- El apóstol Pablo advirtió una navegación
con pérdidas (versículo 10)
a.1.- De la carga.
b.2.- Del barco.
c.3.- De personas.
3.- No siempre la opinión de la mayoría
es acertada (versículos 11, 12).
4.- Si nos apartamos del plan de Dios,
debemos asumir las consecuencias (versículos 13, 14).
II.- Nuestra oración puede cambiar los acontecimientos
1.- La oración nos fortalece en los
tiempos de adversidad (versículos 21, 22 a )
“…
os exhorto a tener buen ánimo…”
2.- La oración del creyente toca el
corazón de Dios (versículo 22. Cf. Versículo 10)
3.- El Señor mismo nos da fuerzas (versículo
23)
4.- La intercesión es productiva. “Les concedió sus vidas” (versículo 24).
5.- Dios nos llama a confiar en sus
promesas (versículo 25).
“…tened ánimo…”
Lectura final:
Hechos 27:41-44
Conclusión:
Un cristiano
depende de Dios. Eso es fundamental. Si profesamos fe en aquél que nos creó,
debemos además de someternos a Él, confiar en Él. Esa decisión, expresada en
oración, marca la
diferencia. Cuando vamos a Su presencia, en oración, las
circunstancias pueden cambiar. Es probable que quienes se encuentran junto a
usted, le digan que de nada sirve orar. Pero si dobla rodilla en presencia de
Aquél que todo puede, sin duda podrá ver los resultados. En adelante uno de sus compromisos debe ser
una dependencia permanente del Señor a través de la oración, perseverante y
ferviente.
©
Fernando Alexis
Jiménez
Léanos
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