Matrimonios edificados con ayuda de Dios
Título: Matrimonios edificados con ayuda
de Dios
Base Bíblica: Efesios 5:31, 32; Proverbios
5:18, 19
Introducción:
El creciente número de
matrimonios que terminan en crisis, generalmente fracturándose sin mayores
expectativas de volver a unir sus vidas, amerita repensar qué está pasando y de
qué manera podemos evitar que las uniones conyugales terminen en divorcio. La
respuesta que nos ofrecen las Escrituras se orienta a concederle a dios el
primer lugar. Él es quien nos permite sentar bases sólidas para la relación. Es
Dios quien se convierte en nuestro ayudador en todo momento y nos permita, de
un lado identificar errores, y de otro, corregirlos.
I. Cuando nos unimos en matrimonio, dejamos de lado la individualidad y llegamos a ser uno solo
1. El compromiso es ocuparnos uno
del otro (Efesios 5:31, 32)
2.
No podemos permitir que nuestros padres ejerzan influencia en la relación
matrimonial. Las decisiones se adoptan al interior de la pareja
3.
Como esposos no podemos permitir que en nuestro corazón anide el resentimiento,
la ira, la inmoralidad ni nada que resquebraje la relación
4.
Es necesario mantenernos alerta con aquellas actitudes, hábitos y sentimientos
que amenazan la relación matrimonial (Cantar de los Cantares 2:15)
II. La relación matrimonial se alimenta con un adecuado trato hacia el
cónyuge
1.
Uno de los mayores compromisos que tenemos es guardar la fidelidad a nuestro
cónyuge (Proverbios 5:18, 19)
a. Nuestro cónyuge es una
bendición nunca una carga
b. La infidelidad nos roba
la bendición
c. Es con nuestro cónyuge
con quien debemos deleitarnos
2. El
trato que damos a nuestro cónyuge
demuestra el amor que le tenemos (Efesios 4.2)
3.
Si somos fieles a Dios y a nuestra relación matrimonial, lo reafirmaremos con
palabras y hechos (Filipenses 4:5)
4.
Debemos alimentar la tolerancia, la comprensión, el perdón, la sensibilidad y
la generosidad en la relación
III. La solidez matrimonial se logra cuando Dios ocupa el primer lugar en
la relación
1.
Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra relación (Salmo 127:1-5)
2.
En la relación de pareja debemos desarrollar la capacidad de perdonar (Efesios
4:32)
3.
Es necesario someter nuestros sentimientos en manos de Dios. Que Él nos guíe y
nos transforme (Santiago 4:1)
Conclusión:
Cuando Dios ocupa el primer lugar
en la relación matrimonial, sin duda lograremos solidez y los problemas—aunque es
inevitable que se presenten—se podrán resolver con mayor facilidad. El Señor es
en todo momento nuestro ayudador. Él nos permite que en la relación haya amor,
comprensión, tolerancia, diálogo y disposición a construir el presente y el
mañana juntos. En el proceso de crecimiento juntos, como pareja, vamos
identificando errores para corregirlos.
© Fernando
Alexis Jiménez
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