Título:
Dios nos llama a movernos en victoria siempre
Base Escritural: 2
Crónicas 26:1-21
Introducción:
Dios tiene maravillosos planes
para nuestras vidas. Podemos ser exitosos o fracasados. Por supuesto, si le
preguntamos al Señor, nos dirá que desea nuestro máximo desarrollo en todas las
áreas. No obstante, cuando nos desprendemos de Su mano poderosa, nos puede
ocurrir lo que al rey Uzías quien cayó en desgracia porque le permitió a su
corazón ser lleno de altivez y autosuficiencia. La decisión está en nuestras
manos.
I. Buscar a
Dios trae prosperidad y bendiciones (vv. 4, 5)
1.
El secreto de rey Uzías fue caminar conforme a la voluntad
de Dios (v. 4)
a. Aplicó los
principios de las Escrituras a su vida y desenvolvimiento gubernamental
b. Ser fiel a Dios
le aseguró una vida llena de bendiciones
2.
El rey Uzías perseveró en la búsqueda del Señor (v. 5 a)
3.
En tanto el rey Uzías buscó al Señor, fue prosperado (v. 5
b)
II. Ser fieles
a Dios nos permite superar obstáculos (vv. 6-8)
1.
El Señor le dio victoria al rey Uzías sobre sus enemigos
(vv. 6, 7)
2.
Aun cuando era un reino pequeño, Dios les aseguró la
victoria sobre los enemigos (v. 8)
III. Ser fieles
a Dios nos abre puertas (vv.9- 15)
1.
El Señor le permitió al rey Uzías expandirse y delante de
él se abrieron nuevas puertas (vv. 9, 10)
2.
Dios le permitió al rey Uzías hacerse más poderoso que
muchos de los gobernantes de su generación (vv. 11-15)
IV. El comienzo
del fracaso en el ser humano es dejarse arrastrar por el orgullo (vv.16-23)
1.
El comienzo de la ruina del rey Uzías fue el orgullo (v.
16)
a. El corazón del
rey Uzías se enalteció
b. El corazón del
rey Uzías le llevó a rebelarse contra Dios (vv. 16b- 18)
2.
Después de haber sido victorioso y ricamente bendecido, el
rey Uzías murió fracasado y enfermo, pese a que su final pudo ser diferente
(vv. 19-23)
Conclusión:
Nuestra vida fue concebida por
Dios para el éxito; sin embargo, el distanciarnos de Dios y permitir que el
orgullo nos embargue, inevitablemente los conduce a la derrota, el fracaso y
caer en una espiral sin fondo. Lo vimos en el rey Uzías y ha ocurrido también
en nuestro tiempo con infinidad de hombre y mujeres que comenzaron a prosperar,
pero una vez en la cima, permitieron que el orgullo dañara su camino. No
podemos desprendernos bajo ninguna circunstancia de la mano de Dios.
© Fernando Alexis Jiménez
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