Título: Vidas que marcan la
diferencia donde quiera que se desenvuelven
Base Bíblica: 2 Reyes 18:1-8
Introducción:
Estamos llamados a marcar la diferencia |
El rey Ezequías marcó la
historia del pueblo de Israel y también, trae un poderoso ejemplo para nosotros
hoy. Su vida fue ejemplar. No solo creyó en Dios sino que todas sus
actuaciones, tanto personales como de gobierno, estuvieron enmarcadas por lo
que enseñan las Escrituras. Todos podemos cambiar y emprender ese proceso de
transformación personal y espiritual que tanto hemos anhelado, tomados de la
mano del Señor Jesús.
I. Marcar la diferencia implica cambiar nuestra forma de vida
(vv. 1-5 a)
1. Quienes han sido
transformados por Dios marcan la diferencia donde quiera que se desenvuelven
(vv. 1-3)
a. El rey
Ezequías dejaba una huella clara en lo que hacía
b. El rey
Ezequías hizo lo correcto
c. El rey
Ezequías desechó los malos ejemplos
c.1. No se dejó
arrastrar por la corriente del mundo
c.2. No podemos
dejar que el mundo nos condicione a obrar de determinada manera
2. Cuando decidimos
imprimir un cambio a nuestra vida, marcando la diderencia, es necesario desechar
lo que nos perjudica y afecta también a quienes nos rodean (v. 4)
3. Cuando decidimos
imprimir un cambio en nuestra vida, marcando la diferencia, es necesario
convertir a Dios en el centro de nuestra vida (v. 5 a)
II. Cuando marcamos la diferencia, ejercemos influencia en otras
personss (vv. 5b, 6)
1. El sendero de integridad
que marcamos, otros lo seguirán (v. 5 b)
a. El rey
Ezequías enseñaba con las palabras y con el ejemplo
b. Diariamente
trazamos huellas que influencian a otras personas
2. Marcar la diferencia
implica tres elementos (v. 6)
a. Perseverancia
en los caminos de Dios
b. Permanencia
en Dios
c. Fidelidad a
Dios
III. Cuando marcamos la diferencia, tomados de la mano de Dios,
recibimos bendiciones (vv. 7, 8)
1. Si permanecemos fieles a
Dios, Él nos prosperará (v. 7)
2. De la mano de nuestro
amado Dios, derribamos fortalezas (vv. 7b, 8)
Conclusión:
Todos los seres humanos
podemos marcar la diferencia. La decisión no es de Dios sino nuestra. Somos
nosotros quienes determinamos cambiar. El Señor nos ayuda, pero es a usted y a
mí a quienes nos corresponde imprimir esa transformación mediante renovar
nuestra forma de pensar y de actuar, proceso en el que—por supuesto—nos ayuda
nuestro amoroso Padre celestial. ¡Hoy es el día para comenzar el proceso de
cambio y crecimiento personal y espiritual!
©
Fernando Alexis Jiménez
Léanos diariamente en www.MensajerodelaPalabra.Com y www.SelecciondeEstudiosBiblicos.Org
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