¿Cómo obtener la victoria en las batallas diarias?

Dios nos concede la victoria en la lucha contra la maldad y las dificultades diarias

TITULO: ¿Cómo obtener la victoria en las batallas diarias?

BASE ESCRITURAL: 1 Crónicas 5: 18-26

Introducción:

Dios nos creó con las potencialidades para ser vencedores. En Jesucristo logramos alcanzar la victoria, incluso en las batallas de orden espiritual. Es imperativo que dominemos este principio. Si tomamos conciencia de quiénes somos en Cristo, no habrá dificultad—por grande que parezca—que nos robe la paz. Satanás está vencido. Nosotros por tanto, debemos sobreponernos siempre, con el convencimiento de que nada ni nadie nos robará la tranquilidad en la lucha por vencer.

I.-  NUESTRAS CAPACIDADES SE POTENCIAN CON EL PODER DE DIOS (vv.18-20)

                a.- Sin Dios, las capacidades pueden quedar latentes (v.18)

                Hay quienes tienen mucho para dar, pero lo desconocen...

                b.- Con Dios ganamos las batallas (vv.19-20 a)

                “... Se rindieron en sus manos...”

II.- PARA RECIBIR RESPUESTA DIVINA: CLAMAR Y NO DUDAR (vv.20 b)

                a.- ¿A quién acudimos cuando hay conflictos?

                “Clamaron a Dios en la guerra...”

                b.- ¿Recibimos respuesta de Dios?¿Clamamos debidamente?

                “... y les fue favorable...”

                c.- ¿Qué actitud asumimos cuando no hay respuesta inmediata?

                “...porque esperaron en él (Dios)”

III.-  SI DEPENDEMOS DE DIOS, ÉL APAREJA EL CAMINO A LA VICTORIA

(vv.21, 22)

IV. - SI CONFIAMOS EN NUESTRAS FUERZAS, MARCHAMOS AL FRACASO

(vv.23-25 a)

                a.- La rebeldía contra Dios es fruto de amar el mundo (v. 25 b)

                “Y se prostituyeron siguiendo a los dioses de la tierra...”

                b.- La rebeldía contra Dios trae sus consecuencias (v. 26)

Conclusión:

                Vencemos en la medida en que dependemos de Dios. No es en nuestras fuerzas sino en las de Él. Aquellos que luchan solos, quedan expuestos al fracaso. El más mínimo incidente los lleva a sucumbir. Es importante que nos formulemos dos interrogantes: ¿Está librando toda batalla espiritual en el nombre de Jesucristo?¿Está dispuesto a seguir batallando con Su poder, sobreponiéndose a cualquier obstáculo?

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