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¡Cuidado con desviarse del Camino de la Salvación!

Debemos ser firmes en nuestro caminar con el Señor Jesús
Título: ¡Cuidado con desviarse del Camino de la Salvación!

Base Bíblica: Hebreos 2:1-3; Filipenses 2:12; 1 Tesalonicenses 1:9; 2 Pedro 1:10, 11.

Introducción:

Lamentablemente hoy día es frecuente encontrar personas que se han apartado de los caminos del Señor. No obstante su estancamiento o revés espiritual no se  produjo de la noche a la mañana sino que obedeció a un proceso. Proceso en el cual la persona abrió puertas a la mundanalidad que cobraron fuerzas de tal manera, que le llevaron a renunciar a los principios de vida que enseñó Jesucristo. ¿Qué hacer?¿Hay todavía salida a la crisis? Hoy abordaremos este importante asunto con fundamento en las Escrituras.


I.- Los creyentes están expuestos al peligro de desviarse del camino.

1.- Desviarse del Camino es un peligro particular y latente para el cristiano.
2.- Las Escrituras advierten al cristiano sobre el peligro de desviarse del camino o ir hacia la deriva.
3.- Disminuir la consagración o abrir las puertas a un desliz, así parezca pequeño, puede llevar al cristiano a apartarse del Camino.
4.- El mayor peligro es que quien se desvía del Camino es el último en darse cuenta.

II.- Los creyentes deben permanecer fieles a Dios para no desviarse del Camino (Hebreos 2:1-3).

1.- Guardarnos fieles a las enseñanzas recibidas nos ayuda a permanecer firmes, sin desviarnos del Camino (v. 1).
            a.- Las enseñanzas deben interiorizarse.
            b.- Las enseñanzas deben tornarse prácticas.
2.- Las enseñanzas fundamentadas en las Escrituras, provienen de Dios para nuestras vidas (v. 2).
3.- Desechar las enseñanzas de Dios es desecharle a Él y desencadena las consecuencias (v. 3).
            a.- No hay trasgresión deliberada que no ofenda a Dios.
b.- No hay trasgresión deliberada que no traiga consecuencias para nosotros y para los demás.

III.-El relajamiento en el caminar del cristiano obedece a varios factores.

1.-  Corremos el peligro de distraernos con las muchas ocupaciones de la vida cristiana y del mundo.
2.- Corremos el peligro de caer en la falta de radicalidad y firmeza para los asuntos del Señor (Cf. 1 Tesalonicenses 1:9).
            a.- No podemos dejarnos arrastrar por toda corriente religiosa o filosofía.
b.- No podemos pasar por alto los principios radicales que otrora nos formaron, para reemplazarlos por principios de liviandad.
3.- Corremos el peligro de caer en la búsqueda de una religión cómoda.
a.- La prosperidad general del mundo está ligada a la decadencia de la vida espiritual.
            b.- El temor al “qué dirán” puede llevarnos a un revés espiritual.
c.- Los placeres que ofrece el mundo nos enfrentan al peligro de tener “un pie en las cosas del mundo y el otro en los asuntos de Dios”.
4.- Hay una pregunta que debemos considerar: ¿Cómo escaparemos del castigo si descuidamos una Salvación tan grande?(Hebreos 2:3).

IV.- Los creyentes están llamados a cuidar la Salvación (Filipenses 2:12).

1.- Nuestro testimonio de vida cristiana debe guardarse en todo momento. Es un poderoso instrumento para impactar al mundo.
2.- La Salvación en nosotros se demuestra con una vida transformada por Dios (v. 12).
3.- La Salvación nos obliga a andar en el temor del Señor (v. 12).
4.- El apóstol Pablo advirtió que la Salvación está cada vez más cerca de nosotros (Romanos 13:11).
5.- Si nos disponemos, el Señor Jesús nos brindará su ayuda y cuidará de nosotros (Juan 10:27-30).
6.- Nuestra meta final: estar por siempre en la presencia del Señor (2 Pedro 1:10, 11).

Conclusión:

No basta con profesar ser cristianos. Es necesario vivir a Cristo. Es lo que Él espera de nosotros. Una existencia plena, consagrada a Él, en la que nuestras acciones estén en plena concordancia con lo que proclamamos con los labios. Pese a este fundamento, hay quienes hoy día experimentan una vida ambivalente: están con Dios en unas cosas, y con el mundo en otras. ¿Cuál es su decisión?¿Seguirá sin comprometerse radicalmente y permanentemente con el Señor?

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