Es esencial que busquemos a Dios, nuestro amado Padre celestial, en medio de las crisis |
Título: Aprendiendo a confiar en Dios en medio de
un callejón sin salida
Base Bíblica: 1 Samuel 30:1-6; Salmo 27:1; Romanos 8:31;
Introducción:
¿Qué representa para un hombre pasar de la victoria a
la más profunda derrota en cuestión de segundos, minutos o quizá horas? Sin
duda es el anticipo de una crisis que marca su vida. Son situaciones que todos
hemos pasado o, probablemente, estamos a las puertas de enfrentar. Las
dificultades no son propias de aquellos que no tienen a Dios en su vida; los
cristianos las enfrentamos y, si no estamos preparados y las afrontamos en nuestras
fuerzas, podemos desestabilizarnos fácilmente.
La Biblia abunda en muchos ejemplos de hombres y
mujeres que se encontraron al final de la calle, con problemas que rebasaban
sus capacidades humanas y que les llevó a mirar el horizonte que tenían enfrente
sumamente ensombrecido, lleno de nubarrones. ¿Qué hacer?¿Qué papel juega
nuestro amado Dios en el asunto?
I. Las crisis
tocan a la puerta de todos nosotros, pero no podemos permitir que nos gobiernen
1. Las crisis son inevitables, pero al mismo
tiempo, se pueden manejar
2. El rey David se vio confrontado con lo
inevitable de las crisis que obedecen a factores externos (1 Samuel 30:1-6)
a. Es previsible que veamos el panorama ensombrecido
b. Es previsible que creamos encontrarnos en un callejón
sin salida
c. Es previsible que busquemos ayuda humana, aun cuando
terminamos frustrados
3. El rey David era un hombre entrenado en la
guerra pero sintió angustia (1 Samuel 30:6 a)
a. El rey David pasó en cuestión de horas de la victoria
a la desesperación
b. La clave ante las crisis, es el manejo que les damos
4. La mejor decisión que tomó el rey David
fue fortalecerse en Dios (1 Samuel 30:6 b)
5. Buscar el rostro de Dios cambia todas las
circunstancias
II. En medio de
las crisis, ¿en quién confiamos?
1. Recuerde
siempre que nuestra fortaleza se encuentra en el Amado Padre (Salmo 20:7)
a. Dios es quien tiene todo bajo control
b. Dios es quien puede llevarnos a nuevos niveles, por
encima de la adversidad
c. Es tiempo de preguntarnos, ¿en quién hemos confiado
realmente?
2. Es necesario confiar en Dios aunque
arrecie la tormenta (Salmo 27:1)
3. Confiar en la fuerza del hombre nos lleva
a la derrota, confiar en Dios nos lleva a la victoria (Salmo 20:7)
4. Si Dios está con nosotros, ¿a quién
debemos temer? (Romanos 8:31)
III. La oración
es el camino para fortalecernos en Dios cuando llegan las crisis (Hechos
19:22-25)
1. El apóstol Pablo fue un vencedor en el Reino de Dios
pero también enfrentó profundas crisis
2. Estando prisionero en
Éfeso, el apóstol Pablo oraba y cantaba himnos (Hechos 19:22-25)
a. No perdía la confianza en que Dios
obraría
b. Conservaba la calma en medio de las
tormentas
3. Cuando glorificamos a Dios en medio de las
circunstancias, el Seños es exaltado y responde con poder (Hechos 19:26)
a. Dios trajo libertad a los discípulos
b. Dios mostró que en medio de las
crisis no estamos solos
4. Si depositamos nuestra
confianza en Dios, Él vendrá en nuestra ayuda y traerá paz en nuestro corazón
(Salmo 34:4)
Conclusión:
Ningún cristiano está exento de enfrentar una
situación crítica. Los problemas no dejan de tocar a nuestra puerta por el hecho
de profesar fe en el amado Salvador Jesucristo. Ahora, para enfrentar
exitosamente los momentos críticos, es esencial que nos fortalezcamos en Dios a
través de la oración. Es el secreto para desarrollar nuestras potencialidades
como hombres y mujeres que sirven en el Reino, potencialidades que nos permiten
sobreponernos a los obstáculos. Jamás estaremos vencidos si hemos depositado
toda nuestra confianza en el Señor y si nos fortalecemos en Dios. Él es quien
nos asegura la victoria en todo momento.
Acerca de cómo conservar la paz en medio de las tormentas
el reconocido predicador del siglo pasado, Reuber Archer Torrey, escribió: “¿Conoce a alguien que está siempre sereno?
Tal vez por su carácter natural es una persona muy tempestuosa, pero los
problemas, conflictos, contratiempos y desamparos pueden pasar rápidamente
alrededor de él o ella, y la paz profunda de Dios, la paz inescrutable que
sobrepasa todo entendimiento, son siempre hombres y mujeres de mucha oración.”(Reuber
Archer Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2013. Pg. 21)
© Fernando Alexis Jiménez
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