Título: Dios nos ama,
cuida y bendice
Base
Bíblica: Filipenses 1:1-11
Introducción
Con frecuencia limitamos
nuestra responsabilidad a predicar el evangelio, desconociendo que si bien el hecho
de que alguien acepte a cristo en su corazón es un paso de gran significación,
debe ir acompañado de un segundo paso: el acompañamiento para que el nuevo
creyente alcance crecimiento espiritual y personal.
Usted y yo somos padres
espirituales de los nuevos creyentes y no podemos ser ajenos a tal
responsabilidad.
Pablo y Timoteo, autores
de la carta a los creyentes de Filipos, tenía claro su compromiso, de ahí que
oraban por los filipenses (vv.3-6). Otro aspecto de particular importancia
radica en que, si estamos abiertos al obrar de Dios, Él concluirá el proceso
que inició en nosotros.
I.- El
padre espiritual intercede por sus jijos (vv.3-5).
1.- El padre
espiritual se acuerda de sus hijos (v. 3).
2.- El padre
espiritual tiene presentes a sus hijos en las oraciones (vv.3, 4).
3.- El padre
espiritual pide por el crecimiento espiritual de sus hijos (v. 5 a).
II.- El
padre espiritual anima el crecimiento de sus hijos (v. 6).
1.- El padre
espiritual estimula la fe de sus hijos (v. 6).
2.- El padre
espiritual revela a sus hijos el proceso de transformación de Dios en cada ser
(v. 6).
“...el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará...”
3.- El padre
espiritual comparte a sus hijos cuáles son sus convicciones de fe (v. 6).
III.- El
padre espiritual no descuida la responsabilidad que tiene con sus hijos
(vv.7-11).
1.- El padre
espiritual no descuida—bajo ninguna circunstancia—a sus hijos (v. 7).
2.- El padre
espiritual manifiesta con sus pensamientos y sus hechos, un amor genuino por
sus hijos (v. 8).
3.- El padre
espiritual clama por el crecimiento de la vida cristiana de sus hijos (v. 9).
4.- El padre
espiritual clama por que sus hijos guarden la fidelidad a Cristo Jesús (vv.10,
11).
Conclusión:
Pablo y Timoteo, autores
de la carta a los Filipenses, en su condición de padres espirituales asumieron
el compromiso de interceder por quienes habían aceptado a Cristo como Señor y
Salvador.
Clamaban por su
crecimiento espiritual aún en medio de las persecuciones de que eran blanco;
seguían en intercesión permanente. Los creyentes de filipos se constituyeron en
“hijos espirituales” que recibían el adecuado cuidado.
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