Título: Fortaleciendo la relación de pareja y con los hijos
Citas Bíblicas: Mateo 7:24. 25; Salmo 127; Salmo 112
Introducción:
A diferencia de lo que ocurría hace cincuenta años, cuando había consciencia sobre la necesidad de permanecer unidos en el matrimonio hasta el final de los días, el 45% de las parejas que se casan terminan hoy separándose antes de los cinco años. Si bien es cierto el divorcio no es el camino, es la ruta que han buscado muchas parejas, en ocasiones aludiendo trivialidades como fundamento para justificar su decisión.
Es cierto, los problemas minan la relación de los cónyuges e incluso, terminan afectando a los hijos. Los primeros años de convivencia juntos corren el velo y descubrimos que todo no es tan apasionante como soñábamos en el noviazgo, acoplarse a la forma de pensar y de actuar de la pareja resulta algo complejo. El mayor peligro en este caso es que el amor se puede ir deteriorando.
Y cuando se produce una separación, porque no buscamos otra alternativa, quienes sufren las consecuencias directas son los hijos. Se tornan rebeldes, desarrollan inseguridad y en muchos casos, asumen actitudes agresivas hacia el padre o la madre, situación que se agrava con el paso de los años y terminan reflejándose en su propia relación matrimonial, cuando crecen.
Debemos tener presente siempre que ni nuestro cónyuge ni los hijos logran superar las heridas y secuelas que se desencadenan a partir de un divorcio. La pareja se sentirá rechazada mientras que los hijos anidan resentimiento hacia sus progenitores, se desestanilizan porque se pierde la estructura familiar, enfrentan la ruptura de la relación padres-hijos que Dios concibió desde antes de la creación y terminan marcados emocionalmente.
El único camino que queda es concederle a Dios el primer lugar en nuestra vida y relación matrimonial. Es lo único que nos asegura la victoria.
1.- ¿Cómo se encuentran los matrimonios hoy? El diagnóstico puede ser desalentador…
- Cinco pasos para emprender el cambio a nivel familiar:
1.1.- Reconocer que nuestro matrimonio hoy no es lo que esperábamos ayer
1.2.- Dejar de culpar a mi cónyuge y a mis hijos porque todo va mal en el matrimonio
1.3.- Asumir mi responsabilidad por el curso equivocado que ha tomado el matrimonio (Gálatas 6:4, 5)
1.4.- Pedir perdón a Dios por nuestra negligencia (1 Juan 1:9, 10)
1.5.- Pediré perdón a mi cónyuge y a mis hijos por los errores cometidos (Cf. Santiago 5:16)
a.- Si deseamos transformar nuestro entorno presente y futuro, debemos comenzar por experimentar cambios en la familia (Salmo 112:1, 2, 3)
a.1.- Su descendencia será poderosa
a.2.- La generación de los rectos será bendecida
a.3.- Habrá prosperidad y bendiciones en casa
b.- Transformar nuestra familia obliga imprimir cambios en los esquemas de hoy: Que sea Dios quien ordene la casa (Salmo 127:1, 2)
2.- Un paso fundamental si queremos recuperar el hogar es aplicar el perdón
a.- El perdón debe ser ilimitado, porque así lo enseñó nuestro Señor Jesús (Mateo 18:21, 22)
b.- La disposición a perdonar es el distintivo de una persona transformada (Proverbios 19:11)
c.- El pasado debe quedar en el pasado (Miqueas 7:18, 19)
3.- Es fundamental revisar nuestras estrategias en el manejo de los conflictos familiares.
a.- Quizá el manejo que le damos a los conflictos hoy no es el mejor y genera más problemas
b.- Debemos desarrollar la capacidad de escuchar y evaluar todo asunto antes de hablar (Santiago 1:19)
c.- No debemos responder en el mismo tono de confrontación de nuestro cónyuge e hijos (Proverbios 15:1; 23)
d.- Es necesario que aprendamos a controlar nuestras reacciones (Proverbios 14:17, 29; 15:8)
e.- Debemos aprender a decir las cosas con las palabras adecuadas ((Proverbios 15:2, 4, 7)
f.- Debemos medir el alcance de cuanto hablamos (Proverbios 15:28)
4.- Nuestra perspectiva de la familia debe cambiar
a.- Nuestro cónyuge es una bendición de Dios (Proverbios 18:22; Cp. Proverbios 31:10)
b.- Nuestro hijos son una bendición (Salmo 127_3-5)
c.- La familia es nuestro primer ministerio (1 Timoteo 5:8)
d.- Cuando nuestra apreciación sobre nuestro cónyuge e hijos cambia, mejora la relación intrafamiliar
5.- El manejo apropiado de las finanzas forma parte de la vida familiar
a.- La familia es más importante que el afán de acumular ganancias (Eclesiastés 5:10, 11)
b.- Debemos desarrollar el hábito del ahorro (Proverbios 22.3)
c.- Debemos ser cuidadosos antes de comprometernos con una deuda. Afectamos el presupuesto familiar (Proverbios 22:7)
d.- Dios nos llama a ser buenos mayordomos
Conclusión:
Desde el noviazgo debemos afianzar una relación matrimonial sólida. Un primer paso es mostrándonos como somos, sin antifaz. El segundo, es hacer acopio de sólidos principios bíblicos que nos permitan permanecer firmes a pesar de las dificultades que azoten nuestro hogar (Mateo 7:24. 25).
Si su relación está en crisis, cree que no hay salida, pero aún está dispuesto a confiar en Dios para superar la situación, deseo decirle que está en el camino correcto. El autor Gary Chapman, escribe: “Creo que en cualquier matrimonio atribulado, uno de los cónyuges o ambos, pueden dar pasos que lleven a un posible cambio en el clima emocional entre ellos. A su tiempo encontrarán respuestas a los probemas. Para la mayoría de estas parejas, las soluciones finales dependerán no sólo de sus propias acciones sino también de la ayuda espiritual y terapéutica de su comunidad. Pero hay esperanza; esperanza de soluciones que duren.”(Gary Chapman. “Soluciones de amor”. Editorial Unilit. 1998. EE.UU. Pg. 22)
La mayor esperanza está en que Dios tome control de nuestra vida y de la familia. Si lo involucramos en casa, fluirá distinto nuestra relación de pareja y con los hijos. Dios desea ayudarnos pero es necesario que le abramos las puertas de nuestro corazón ahora mismo y que trabajemos en la edificación de un matrimonio sólido, con fundamento en las enseñanzas de las Escrituras.
(C) Fernando Alexis Jiménez
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