Cinco razones para no renunciar al ministerio jamás
Dios nos llamó a servirle. No podemos
renunciar, a pesar de las circunstancias
En Cristo tenemos asegurada la victoria...
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¿Alguna
vez pensó renunciar al ministerio?
¿Sintió
que absolutamente nadie, ni siquiera Dios, valoraba sus esfuerzos y desvelos en
la extensión del Reino?
¿Tiene
acaso preparada la carta de renuncia?
Antes
de decir ´hasta aquí llegué´, por favor lea este artículo…
Fernando
Alexis Jiménez
"¡Los
hombres y mujeres de Dios no renuncian a su llamado jamás!". Aquellas
palabras le cayeron como un baldado de agua fría.
L
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as escuchó el domingo en la mañana,
durante el primer sermón. Justo ese día, cuando pensaba pasar su carta de
dimisión. ¡Y no era para menos! El hogar con problemas: su esposa se quejaba de
que no la tenía en cuenta, y sus hijos cada día se mostraban más apáticos.
Desde que Raúl
había asumido como presidente del Comité de Hujieres, las críticas en su contra
se multiplicaron.
Los hombres y mujeres al servicio de Dios perseveran a pesar de las
circunstancias…
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Unos decían que
ese no era un ministerio para él, otros opinaban que sus pautas de trabajo eran
erradas y ventilaban comentarios sobre la superioridad de su antecesor. Varios
voluntarios dejaron de asistir a las reuniones. Aunque él intentaba mejorar de
muchas maneras, e incluso ignorar los comentarios malintencionados, cada nuevo
esfuerzo parecía atizar el fuego y se volvía en su contra como un boomerang.
Para completar el oscuro panorama, su vida
devocional iba de mal en peor. Primero clamó a Dios con angustia, luego dejó de
hacerlo.
Para ser
sincero, ya no quería siquiera orar, y en cuanto a leer la Biblia, hacía días
que el separador de páginas continuaba en el mismo pasaje escritural.
"No tengo ganas de nada, salvo de salir
corriendo no sé a dónde, pero correr. No aguanto más", se repetía una
y otra vez con evidente desespero. Incluso la relación con sus compañeros de
trabajo se tornó tirante y amenazaba con deteriorarse progresivamente.
¿Le parece familiar la historia?
¿Ha vivido una experiencia similar alguna
vez?¿Ha pensado renunciar a su cargo como pastor, diácono u otra de las
posiciones de responsabilidad en la congregación?¿Se ha sentido agobiado por el
desánimo?¿En algún momento ha pensado renunciar a todo?... Pues le tengo una
buena noticia: no es el primero ni tampoco el único. Al igual que usted,
decenas, millares quizá, han atravesado por desiertos similares.
La Biblia
registra numerosas historias de siervos que consagraron su vida al servicio de
Dios y sin embargo enfrentaron momentos sumamente difíciles. Lo sorprendente es
que, aunque algunos de ellos concibieron la idea de renunciar, Dios no les
aceptó su disposición de volver atrás.
No pretendo
disuadirlo de que renuncia, pero le sugiero que antes de escribir la carta para
decir: “Hasta aquí llegue", lea
las siguientes consideraciones:
1.- En las tribulaciones se forjan los
triunfadores
En los momentos de crisis se conoce a los
vencedores. Hay quienes deciden salir corriendo, pero otros, se afianzan en
Dios y dan la batalla. Miran las adversidades como un reto. ¿Recuerda a José?.
Era inocente, sin embargo sufrió penalidades, traición y calumnias, y no por
esas circunstancias dejó de ser un hombre de Dios.
Las
dificultades nos preparan para grandes retos…
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Aunque lo
atacaron por envidia (Génesis 37:5-8), lo condenaron duramente por su solidez
moral (Génesis 39:7-18), no le cumplieron promesas (Génesis 40:23), no dejó que
en su corazón prosperara la amargura y el resentimiento hasta el punto que, no
solo perdonó a sus hermanos que fueron quienes más duramente le atropellaron,
sino que les ayudó. "Ahora pues, no
os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá…"
2.- Las burlas y las críticas no deben
desmoralizarnos
Nunca encontraremos dos personas que
piensen igual. Cada quien tiene su propio cristal para mirar el mundo. Por esa
sencilla razón no podemos esperar que todos a nuestro alrededor estén
plenamente de acuerdo con lo que hagamos. La premisa fundamental es que todo lo
desarrollemos, sea concebido con el propósito de agradar a Dios.
Observe el
ejemplo que nos ofrece el rey Saúl. Dada su juventud, los ancianos de Israel lo
menospreciaron y cuestionaron: "Pero algunos perversos
dijeron:¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron
presente; más él disimuló"(1 Samuel 10:22). Permítame enfatizar algo: Saúl fue prudente. Entendió que no ganaba lo más
mínimo con ponerse a reñir con quienes lo señalaban con maldad.
Pablo es otro
ejemplo. Concluida una intervención con marcado enfoque evangelístico ante
monarcas romanos, delante de quienes presentó defensa de las acusaciones que le
hacían, recibió una frase burlesca en respuesta: "Diciendo él
(Pablo) estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo;
las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo
Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura"(Hechos 26:24,25).
3. Los problemas
con la congregación debe resolverlos Dios
Dios es el dueño de la obra. Eso lo
tenemos claro, sin embargo lo olvidamos cuando las cosas salen mal, cuando las
personas rechazan nuestras invitaciones a los eventos de la iglesia o
sencillamente cuando la feligresía nos dirige todos sus ataques, muchos de los
cuales consideramos injustos.
Si está
desalentado y con ganas de renunciar al ministerio cristiano, llegó la hora
de volver la mirada a Cristo en procura de fortaleza
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Cuando los
israelitas llegaron al desierto de Zin, comenzaron a protestar por la falta de
agua y fue justamente Moisés quien debió hacer frente a los ataques. Pero, con
la convicción que la obra era de Dios, acudió a El en busca de ayuda. Dice la
Escritura:" Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la
puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la
gloria de Jehová apareció sobre ellos"(Éxodo 20:6). Cuando volcamos
nuestras frustraciones al Señor, El responde. No estamos solos.
4. ¿Y si no
alcanzamos las metas ministeriales?
Siempre me inquietaron las vidas de
aquellos que, una vez llamados al ministerio y cuando estaban trabajando en la
obra del Señor, debieron enfrentar dificultades que los sacaron del
"frente de batalla". Con el tiempo descubrí que muchos de los hombres
y mujeres de Dios no alcanzaron a colmar sus metas ministeriales. No fueron
mediocres ni fracasados, sólo que no vieron los frutos.
Moisés, por
ejemplo, vio de lejos la tierra prometida estando en la cumbre de Pisga, pero
no le fue permitido entrar. "...y le mostró Jehová toda la
tierra de Galaad hasta Dan. Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a
Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he
permitido cerla con tus ojos, mas no pasarás allá. Y murió allí Moisés siervo
de Jehová..."(Deuteronomio 34:1, 4-5).
Igual ocurrió
con Juan el bautista, quien protagonizó uno de los primeros avivamientos de que
se tenga historia (Mateo 3:1-12). Era un hombre consagrado, sin embargo sui
tiempo en el ministerio no fue prolongado, a lo sumo tres años únicamente.
¿Recuerda cómo terminó? En la cárcel y posteriormente decapitado (Mateo
14:1-12).
¿Y qué podemos
decir de Esteban? La Biblia anota que era "...varón
lleno de fe y del Espíritu Santo...Y Esteban lleno de gracia y de poder, hacía
grandes prodigios y señales entre el pueblo"(Hechos 6:5ª.,8). Comenzó como diácono, el Señor lo utilizó como poderoso evangelista y en
corto tiempo murió lapidado. "Y apedreaban a Esteban, mientras
él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas,
clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho
esto, durmió"(Hechos 7:59,60).
No se desanime, recuerde que no siempre
alcanzamos a ver los resultados de todo el esfuerzo. Aunque pareciera que la semilla
demora en germinar, si está en la voluntad de Dios, tarde o temprano se
convertirá en una hermosa planta. Juan el bautista y Esteban no apreciaron el
fruto de su sacrificio, pero hoy todos podemos verlo.
5. Viva un día a
la vez
En ocasiones queremos que los resultados
sean ahora mismo, ya. Contagiados por el ánimo inmediatista deseamos que la
iglesia se llene con rapidez o que el ministerio que dios nos delegó, florezca
de la noche a la mañana. Olvidamos que el Señor nos llamó a vivir un día a la
vez. No podemos pretender hacerlo todo ahora mismo. No en vano Jesús nos dijo: "Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal"(Mateo 6:34).
Jamás olvide que Dios no acepta la carta de renuncia de aquellos que
fueron llamados al ministerio…
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Es cierto que
hay circunstancias en las que nos vemos tentados a renunciar. Igual situación
compartieron los hombres y mujeres de Dios, sin embargo cuando quisieron quemar
las naves, tirar la toalla y salir corriendo, el Señor los confrontó y les
dijo: "Espera un minuto. Entiendo que estás apesadumbrado o tal vez
ofuscado.
Consideras que
nadie valora tu trabajo, pero yo sí. "Conozco tus
desvelos y esfuerzo, así el mundo no lo tenga en cuenta. Por esa razón, toma tu
carta de renuncia. De momento, no te la acepto". Y los siervos del Altísimo, después de ese trato divino, debieron
reconocer que todavía no era el momento de decir "Hasta aquí llegué".
Los profetas
Elías y Jonás son claros ejemplos de que, así quisieran, Dios no los iba a
dejar ir así como así. Si El le llamó a la obra, es porque le necesitaba allí.
El sabe lo que hace. Por todo lo anterior le invito que escriba justo al
comenzar su Biblia: "¡Los hombres y
mujeres de Dios no renuncian a su llamado jamás!" y cada vez que
quiera salir corriendo, léalo de nuevo.
Por Fernando Alexis Jiménez
2 comentarios:
Excelente reflexion.Dios le siga animando a anima rather otros.
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años
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