¿Cómo estás respondiendo al llamamiento de Dios a servirle en la extensión del Reino? |
Título: ¿Has reflexionado en el llamado que
te hizo Dios al ministerio cristiano?
Bases Bíblicas: Marcos 3:13-19 y
6:6-13.
Introducción:
El
día que hablé con Simón, me dijo que se retiraba de su empleo secular. “Siento
el llamado de Dios para comenzar una obra en Jamundí (una ciudad a pocos
kilómetros de Santiago de Cali”. Intenté que razonara. “Creo que debes
primero orar a Dios, no sea que estés moviéndote en tus emociones”. Rechazó
tal idea y, contra todo consejo, renunció a su trabajo de asesor en una gran
empresa. Un mes y quince días después se lamentaba: “Dios me dejó abandonado
a mi suerte. Nada ha ido bien. Tengo deudas. Definitivamente no prosigo”.
Sobra decir que culpó al Padre celestial por su fracaso.
A
Oscar, un joven con quien también cursé la formación teológica en el Seminario,
le ocurrió una situación diametralmente opuesta. Trabajaba en el centro de la
ciudad vendiendo mercancías. Cuando sintió el llamado de Dios al pastorado, oró
bastante tiempo hasta que sintió paz en su corazón, la confirmación de que el
llamamiento provenía de Aquél que todo lo puede.
¿Por
qué algunos hombres y mujeres atraviesan períodos de derrota cuando creían que
iban a desarrollar un ministerio poderoso para ganar millares de almas para el
reino de Dios? La respuesta gravita en torno a un hecho ineludible. En la
mayoría de los casos no tenían un auténtico llamamiento divino y obraron en sus
fuerzas.
Vamos
a continuación a estudiar algunos pasajes bíblicos para que estudiemos un
asunto de capital importancia: el llamamiento de Dios al ministerio
cristiano.
I.- DIOS ES QUIEN NOS HACE EL LLAMAMIENTO A SERVIR EN SU OBRA (Marcos
3:13-19).
1.- El Señor Jesús hizo el llamamiento a los discípulos.
Ellos no se llamaron así mismos al servicio (v. 13).
a.- El Señor Jesús los
llamó para que aprendieran de Él (v. 14 a).
-
El Señor Jesús escogió a
un número reducido: doce.
-
El Señor Jesús vio en
ellos sus enormes potencialidades, no lo que eran en ese momento, sino aquello
que llegarían a ser.
b.- Una vez aprendieran del
Maestro, serían enviados (vv. 14 b, 15).
-
Es necesario cumplir el
proceso. ¿Has cumplido tú el proceso de estar con Cristo y aprender de Él?
-
¿Acaso por el afán de
servir a Dios aquí y ahora, interrumpiste el proceso?
2.- El Señor Jesús escogió de entre la sociedad a los que
Él quiso (vv.16-19).
a.- Aquellos que fueron
llamados, estaban en el propósito eterno de Dios (2 Timoteo 1:81-0).
b.- Aquellos que fueron escogidos, en casos como el de Judas, no tenían
claro su llamamiento. Sus motivaciones eran erradas.
-
¿Tienes claro el
llamamiento que Dios he ha hecho?
-
¿Has contemplado la
posibilidad de renunciar al ministerio cristiano al pensar que el llamamiento
al ministerio cristino no era para ti?
II.- DIOS ES QUIEN CONCEDE AUTORIDAD EN EL MINISTERIO CRISTIANO (Marcos
6:6-9).
1.- El Señor Jesús los envió en equipos de dos discípulos
(vv.6, 7).
a.- Dios no nos llamó a
trabajar solos. Todos trabajamos para Su obra. No estamos llamados a crear
“repúblicas independientes”.
b.- Cuando trabajamos en
equipo, no llevamos solos toda la carga. Trabajar en equipo significa volcar
nuestros esfuerzos hacia un objetivo común. No puede tener cabida en la iglesia
un “espíritu de competencia”.
2.- El
Señor Jesús les concedió autoridad (v. 7) sobre las dimensiones:
a.- Material:
para cambiar las circunstancias.
b.- Espiritual:
sobre los demonios.
3.- El Señor Jesús es quien envía la provisión (vv.8, 9).
a.- Si has recibido de dios
la visión para desarrollar una misión grande, confía que Él dará la visión, la
provisión y la bendición.
b.- ¿Acaso has renunciado a
tus sueños tan solo porque piensas que la visión que recibiste de Dios es
demasiado grande e irrealizable?
III.- A DIOS ES A QUIEN EL MINISTRO REPRESENTA ANTE EL MUNDO (Marcos
6:10-13).
1.- La
presencia de Dios iba con los apóstoles, y acompaña hoy a sus representantes:
los ministros del evangelio (vv.10, 11).
a.- ¿Eres consciente de tu condición como representante de Dios?
b.- Has sido fiel a tu condición de ministro delante de Dios?
2.- Si nos rechazan al ejercer como ministros delante de
cristo, no nos rechazan a nosotros sino a Dios porque somos quienes lo
representamos como ministros (v.11).
a.- ¿Has sentido rechazo
por proclamar el evangelio?
b.- ¿Estuviste tentado a renunciar al ministerio cristiano cuando te
rechazaron
3.- Quien tiene conciencia de su llamamiento divino,
vuelca todos sus esfuerzos para cumplir la misión que le ha sido encomendada
(v. 12).
4.- Desarrollar confianza plena en Dios nos llevará a ser instrumentos de
poder en las dimensiones física y espiritual (v.13).
a.- ¿Eres consciente del poder que fluye en ti?
b.- ¿Has puesto el poder
que fluye en ti al servicio de la extensión del reino de Dios?
Conclusión:
Hay
una enorme diferencia entre ser un profesional predicador, es decir
quien teniendo una ocupación secular debe renunciar a ella para entrar en el
ministerio cristiano, y el predicador profesional, es decir, quien hace
de la proclamación del Evangelio su trabajo y llega a ser tan rutinario, que
pierde la pasión por ganar las almas para Jesucristo.
Dios
es quien hace el llamamiento. Si bien no somos indispensables, sabe el aporte
que podemos hacer a la extensión de las Buenas Nuevas en el mundo. Quien ha
sido llamado por Dios, está preparado para afrontar dificultades y, si tiene
conciencia plena del alcance de su llamamiento, no se dará por vencido ante las
primeras dificultades.
Si
nuestro llamado proviene de Él, nos concede la autoridad para ejercer
ministerialmente, poniendo en derrota las fuerzas de Satanás que en ocasiones
quieren ponernos tropiezo.
Todos
aquellos que trabajamos en el ministerio cristiano debemos evaluar
constantemente nuestro llamado y fortalecernos en Dios. Él comprende los
problemas y frustraciones que podamos enfrentar, y nos concederá la fuerza
necesaria para vencer los problemas.
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