Dios demanda de nosotros una vida de santidad |
Título: Es
tiempo de recobrar la santidad
Lectura Bíblica: Juan 15:4, 5, 7; 14:15, 21, 25
Introducción:
El dios que amamos
y en cuya Presencia estamos, es un Dios santo. Ese hecho determina que vivamos
también nosotros en Santidad. Ser santos no es otra cosa que vivir a Cristo,
caminar en Sus mandamientos, permanecer fieles a Él. Esa permanencia en Dios
nos permite experimentar crecimiento constante, y llegar siempre a nuevos
niveles.
I.- Estamos llamados a vivir en
santidad delante de un Dios santo como Aquél a quien servimos
1.-
Nuestro amado Dios es Santo y demanda santidad de Su Pueblo (1 Pedro 1:13-16.)
2.- Un
distintivo de la santidad es guardar los mandamientos de nuestro Dios (Juan
14:15)
a.- Testimonia nuestro amor a Dios (v. 21)
b.- Si guardamos Sus mandamientos, Dios mora en nosotros (v. 23)
c.- Guardar los mandamientos nos asegura permanencia en Dios (Juan 15.10)
II.- Estamos llamados a vivir en
santidad a través de un cambio real y permanente de vida
1.- Cuando
caminamos en Santidad hacemos morir las obras de la carne (Colosenses 3:5)
2.- Las
obras de la carne en nuestra vida están en contravía de la voluntad de Dios
(vv. 6, 7)
3.- La
decisión de renunciar a una vida de mundanalidad es nuestra. Dios no nos
obliga, pero debemos hacerlo si queremos agradarle (v. 8)
4.- La
santidad amerita que nos vistamos del nuevo hombre (vv. 10, 11)
III.- Estamos llamados a vivir en
santidad con ayuda de Dios
1.- Es
necesario renovar nuestra forma de pensar (Romanos 12.2)
2.- Con
ayuda del Señor Jesucristo podemos vencer la inclinación natural al pecado
(Filipenses 4:13)
3.-
Debemos depender de Dios para vencer la mundanalidad que levanta barreras en
nuestra vida espiritual (2 Corintios 12:9)
4.- De la
mano del Señor Jesús podemos llegar al nivel de santidad que Dios espera de
nosotros (Colosenses 1:9-14)
Conclusión:
¿Por qué razón debemos mantenernos en santidad? Porque Dios demanda de
nosotros santidad. Es posible lograr ese nivel cuando desarrollamos intimidad
con el Señor a través de la Oración y la meditación diaria de Su Palabra. No
olvidemos jamás que Jesucristo viene en cualquier momento por su pueblo y
debemos estar preparados para partir (Apocalipsis 3.3; 16:15)
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