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Una íntima comunión con Dios





Título. Una íntima comunión con Dios

Base Bíblica: 1 Juan 1:3

Introducción:

En el Antiguo Testamento no hay término específico ni alusión Escritural que configure un proceso mediante el cual el hombre podía tener comunión con Dios.  por el contrario, siempre se enfatizaba que a través del sacrificio de animales, el hombre buscaba cubrir su pecado y congraciarse con Dios (Éxodo 12:2-13; Levítico 1;6:8-13; 8:18-21; 16:24).

Sólo en el Nuevo Testamento y gracias a la obra redentora del Señor Jesús, se abrieron las puertas para tal comunión (gr. Koinonía).


I.- Gracias al Señor Jesús podemos tener comunión con Dios.

1.- El sacrificio del Señor Jesús nos limpia de todo pecado y nos presenta justos ante Dios Padre (Hebreos 9:24-28).
2.- El Señor Jesús nos acercó a Dios (Juan 14:6).

II.- La comunión con Dios y entre los hermanos, identifica el crecimiento cristiano.

1.- La comunión entre los hermanos, y de los hermanos con Dios el Padre y Jesucristo su Hijo, es una de las metas del crecimiento cristiano (1 Juan 1:3).
a.- Mediante la presencia de Dios en nosotros, por la obra del Espíritu Santo, el Señor Jesús anunció una comunión plena (Juan 14:20).
b.- La comunión fue anunciada por el Señor Jesús como fundamental para que se produjera el crecimiento cristiano (Juan 15:4-6).
c.- El Señor Jesús rogó al Padre que guardara a sus seguidores en unidad (Juan 17:11, 20-23).
2.- Los primeros cristianos evidenciaron comunión (Koinós) en sus relaciones interpersonales (Hechos 2:41, 42; Gálatas 2:9).
3.- Dios mismo nos llamó a una vida de comunión con Él, y con Jesucristo Su Hijo (1 Corintios 1:9; 2 Corintios 13:14).

III.- La comunión con Dios y con los hermanos se refleja con hechos

1.- Gracias a la obra del Espíritu Santo en el cristiano, se puede producir una comunión con Dios pero también con los demás. Hay buenas relaciones interpersonales (Filipenses 2:1, 2).
a.- La comunión con Dios  y con los hermanos echa fuera toda rivalidad (v. 3 a).
b.- La comunión con Dios y con los germanos afianza el respeto mutuo (v. 3 b).
c.- La comunión con Dios y con los hermanos estimula hacer las cosas para el bien de todos (v. 4).
2.- Gracias a la comunión con Dios y con los hermanos, el cristiano mira los sufrimientos como la experiencia de compartir los padecimientos de Cristo (Filipenses 3:7-11).
3.- Si nuestro testimonio de vida no refleja a Cristo, no hemos alcanzado la comunión plena con Dios y con los hermanos (1 Juan 1:6, 7).

Conclusión:

Unas buenas relaciones interpersonales son el fruto de una relación íntima y permanente con Dios. Si estamos caminando en Su presencia, consecuentemente nuestro desenvolvimiento será eficaz. Obviamente surgirán problemas; constituyen una situación inherente a los obstáculos que pone Satanás al cristiano. No obstante, con ayuda de Dios es posible superarlos.

La comunión con Dios se manifiesta en amor, comprensión, tolerancia y optimismo por encima de cualquier circunstancia adversa.

© Fernando Alexis Jiménez

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