Título: Cómo caminar en la dimensión de los milagros
Base Bíblica: Mateo 9:27-32
Introducción:
La frontera entre lo imposible y lo posible la delimita la fe. Atreverse a creer nos lleva del
territorio de la enfermedad, de la ruina, de crisis, a una dimensión diferente
en la cual lo que humanamente no se puede resolver, se materializa. Ese pequeño
secreto, que si lo aplicáramos a nuestra existencia todo sería distinto, es lo
que asegura el que hombres y mujeres de todo el mundo se muevan en el terreno
de los milagros. El Evangelio de Mateo presenta a dos ciegos que, sin haber
visto a Jesús, se atrevieron a creer y recibieron la vista. Esta escena de la
Biblia tiene mucho que enseñarnos hoy.
I. Los milagros se alimentan con el clamor de quienes creen (v.
27)
1. El milagro comienza con una necesidad que humanamente no se puede
resolver (v. 27)
a. Los ciegos
habían escuchado pero no habían visto a Jesús el Señor
b. Los ciegos
creyeron de corazón que podrían recobrar la visión
2. El milagro se pide a Dios en clamor constante
(v. 27)
a. Los cielos
fueron ciegos tras el Señor Jesús
b. Los ciegos
clamaron al Señor Jesús
3. La convicción de fe obliga que desestimemos las
voces de incredulidad
a. No importa
el “qué dirán”
b. No podemos
escuchar a quienes con su incredulidad, matan los milagros
II. Los milagros ocurren entre quienes atraviesan desde el
terreno de la duda al terreno de la fe (v. 28)
1. Los
ciegos perseveraron en el clamor; siguieron al Señor Jesús en el camino, y
fueron con Él hasta una vivienda (v. 28 a)
2. El Señor Jesús dejó claro que los milagros
ocurren en aquellos que verdaderamente creen (v. 28 b)
“…
y Jesús les dijo: ¿creéis que puedo hacer esto?”
3. Quien procura un milagro debe cre3er dejando de
lado toda sombra de duda (v. 28 c)
“Ellos
le dijeron: Sí, Señor”
III. Dios honra nuestra fe en los milagros (vv. 29-32)
1. El toque sobrenatural del Señor Jesús marca la
diferencia en nuestras vidas (v. 29 a)
2. El Señor Jesús responde a nuestras oraciones
honrando la fe (v. 29 b)
a. El propósito
de Dios es nuestra sanidad (Mateo 8:3)
b. Dios conoce
nuestro grado (Mateo 8:13)
3. Los milagros honran y glorifican a Dios, no al
hombre (v. 30)
a. El
ministerio del Señor Jesús sigue obrando milagros hoy (Isaías 35:5; Lucas 4:18)
b. Hoy es el
día para pedir a Dios que obre un milagro en su vida
Conclusión:
Dios honra nuestra fe.
Él responde con poder cuando hemos atravesado la frontera que nos separa, entre
la incredulidad y la dimensión de los milagros. Todos podemos movernos en ese
terreno en el que lo imposible se
hace posible por la intervención de
Dios. Jamás olvide que la voluntad de Dios no solamente hoy sino siempre, es
nuestra sanidad. Vuelva su mirada al Señor, someta en Sus manos ese milagro que
necesita y verá los resultados.
© Fernando Alexis Jiménez
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