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: Nuestros propósitos, motivaciones y disposición para el servicio a Dios

Nuestros propósitos, motivaciones y disposición para el servicio a Dios
Dios conoce las motivaciones de nuestra corazón
cuando nos disponemos a servir
a Dios en la extensión de Su Reino...
Título: Nuestros propósitos, motivaciones y disposición para el servicio a Dios
Base Escritural: Marcos 10:35

Introducción:

Servir a Dios es uno de los más grandes privilegios a los que podemos tener acceso. No todos están llamados, pero quienes hemos escuchado Su voz, es necesario que caminemos en Su voluntad preciosa, y prendidos de Su mano, vamos avanzando diariamente en el crecimiento que necesitamos en todas las áreas útiles y esenciales para el ministerio cristiano. En ese orden de ideas es necesario revisar tres elementos claves: el primero, las motivaciones para servir; el segundo, las actitudes para el servicio, y el tercero, la posición para servir.

1. Las motivaciones para servir
¿Cuál es nuestro propósito al servir? (vv. 35-37)

a. ¿Reconocimiento de Dios?
                        ... No se ve, pero se siente en lo íntimo del corazón...
b. ¿Reconocimiento de los hombres?
                        ... Se ve y se siente... satisface nuestro ego
c. No siempre los siervos de Dios recibieron reconocimiento

2. Las actitudes para servir

a. Un deseo íntimo de recibir bendiciones de Dios sin consultar Su voluntad (vv. 37, 38)
b. Una actitud latente de egoísmo. Sin importarme lo que ocurra con los demás.
c. Una actitud de recibir las bendiciones de Dios in pagar el precio (vv. 38, 39).
d. Una actitud de rebeldía frente a lo que realmente quiere Dios (vv. 40).

3. La posición para servir

a. Las reglas del reino de Dios son diferentes a las de las reglas que priman en el reino del hombre (vv. 42, 43 a.)
b. La concepción de servicio se invierte: No esperar ser servido sino servir (vv. 43-45).

Conclusión:

Cuando permitimos que Dios trate nuestra vida, Él quita aquello de lo que debemos despojarnos para servir apropiadamente en Su obra. El primer paso para ser ministros adecuados en Su obra, es permitir que el Señor trate con nuestro ser. Él sabe qué hacer y de qué manera, en su plan indeclinable de prepararnos para que seamos excelentes ministros en Su obra.
© Fernando Alexis Jiménez

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