Una iglesia dinámica en el poder del Espíritu Santo

Una iglesia dinámica en el poder del Espíritu Santo

La Iglesia está llamada a llegar siempre a nuevos

niveles, moviéndose en el poder del

Espíritu Santo

Título: Una iglesia dinámica en el poder del Espíritu Santo

Base Escritural: Hechos 13:1-12

Introducción:

Los primeros creyentes en el Señor Jesús, constituían en conjunto una iglesia dinámica, que se movía en el poder del Espíritu Santo. Estaban abiertos al poder de Dios, a permitir que Él obrara en sus vidas y tuviera pleno control. Es cierto, enfrentaban persecuciones, burlas y críticas, pero su dependencia del Señor les hacía victoriosos. Eran fieles a Jesús, de corazón, y sabían que por encima de todas las cosas, estaban marchando a una meta específica y real: la eternidad con el Salvador. En tal condición el Espírito Santo se movía con poder en sus vidas. ¿Ocurre igual hoy día en nuestras congregaciones?

I. ERAN UNA IGLESIA ABIERTA AL PODER DE DIOS (11:21-23)

1. Estaban abiertos a los dones y manifestaciones del Espíritu Santo (v.21)

2. Crecían en medio de la persecución (vv. 19, 20).

3. Volcaron sus esfuerzos a serle fieles de corazón (v. 23)

4. Eran hombres y mujeres con el carácter de guerreros (v. 24).

II. ERAN UNA IGLESIA QUE BUSCABA DE DIOS (13:1-3)

1. Estaban abiertos a los dones y manifestaciones del Espíritu Santo (v.1)

                        a. Profetas (Amos 3:7)

                        b. Maestros (1 Corintios 12:28 y Efesios 4:11)

2. Buscaban a Dios y su Santo Espíritu (v.2)

3. Las decisiones las sometían a la voluntad de Dios (v. 3)

III. ERAN UNA IGLESIA QUE SE MOVIA CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS (vv. 4-12)

1. Se movían en el poder del Espíritu Santo (vv. 4 y 5 del capítulo 13).

2. Hombres y mujeres instrumentos del Espíritu Santo (vv. 6-12).

3. Ese poder de Dios es para la iglesia de hoy (Juan 14:16, 26: 15:26 y 16:7,8).

Conclusión:

El secreto para el crecimiento de la iglesia hoy en Latinoamérica, no estriba en muchas estrategias sino en una dependencia  absoluta de Dios, y una apertura para que el Espíritu de Dios se mueva en medio de las congregaciones. Además, es necesario que todos ejerciten sus dones y los pongan al servicio de la obra de Jesucristo.

© Fernando Alexis Jiménez

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